jueves, 18 de septiembre de 2008

Deconstruyendo a Descartes

La inquietante frase del Sr. Mario Kiektik (para conocerlo, puede accederse a http://www.lukasnet.com.ar/index.html): “Pienso, lo escribo en mi blog y existo en sus conexiones” despertó en mi, en un alarde de conexión colaborativa, una serie de interrogantes respecto a la importancia de la visibilidad de nuestros pensamientos.
Es necesario aclarar que, parafraseando a Descartes, el Sr. Kiektik estaba proponiendo pensar sobre el significado de la comunicación en tanto construcción social –y por lo tanto, indispensable contextualizarla-, y el proceso de comprensión como un fenómeno que emerge de la interacción (de paso, introducía sintética y claramente teorías de Gregory Bateson y luego Paul Watzlawick al respecto).
Teniendo en cuenta esta “contextualización”, he de decir que sus palabras –volvemos al “Pienso, lo escribo en mi blog…”- me inquietaron sumamente. Como este espacio tiene como objetivo dejar rastros de los procesos de cognición y meta-cognición que surgen durante el Postgrado, expresaré mi inquietud sin cuidar su subjetividad ni sus evidentes limitaciones. De hecho, apostando a una construcción colaborativa, serán otros los encargados de explicitarlas –o yo misma, una vez que haya madurado mi estadío cognitivo respecto a estas “ecologías de la mente”-.
Soy en el acto de pensar.
Existo en la medida que aquello que pienso se integra a mi vida y desde ese “nicho” en el mundo genero cambios concretos y evidentes.
Es una confusa coyuntura de estos tiempos y una elección personal que lo escriba –supongamos en un blog-. Mucho menos que “exista” en la medida de “sus conexiones”.
Creo que es peligroso tanto el solitario hermetismo de quién se cree –y “se es”- en completa soledad tanto como la creencia un tanto inocente de que nuestra existencia depende tan absolutamente de “conexiones”.
¿En qué medida no se vuelve una máxima “reversible”?: necesito existir en mis conexiones –incluso para ellas-, ergo, algo tengo que escribir, ergo algo tengo que pensar.
Además, para que esas conexiones existan –y a través de ellas, exista yo- debo escribir algo que las promueva y por lo tanto, pienso en la medida de lo que otro va a “consumir” posteriormente, pienso para un potencial público.
Rastros de esta deducción “exististe” se encuentran en los miles de blogs, fotoblog y otros sitios de difusión personal en los que, encuadrado en lo que Paula Sibilia describe en la introducción de su reciente libro "La Intimidad como espectáculo" como el “show del yo”, pareciera casi una condición del existir, ser visible –o en este caso, ser leído-.
Doloroso es cuestionarse esta creciente preponderancia del “parecer” para llegar a “ser”.
Despidiéndome... algo para acrecentar reflexión...


(de http://ilmaistro.com: cuando uno lo hace mejor, hay que citarlo y difundirlo!)