¿Qué sabe el alumno? ¿Cómo lo sabe? Más importante aún... ¿cómo lo estamos enseñando?
Sin duda arrancará sonrisas. Pero luego de la primera, y tras la secuencia, inevitablemente viene un instante de reflexión.
Así empiezo mi blog, aventurando una hipótesis: Una de las posibles contribuciones para mejorar y contextualizar la educación en la actualidad es repensar las prácticas y nuestra identidad como docentes y por ende, repensar aquellas representaciones que tenemos de nuestros alumnos.